Leyes de la hospitalidad Vertebral

Todo el mundo sabe una regla simple: si ves en el bosque más a menudo la hoguera de otra persona, evita el lado, porque nunca sabes quién la levantó. Con las tabernas, el asunto es diferente: prometen calor, comida caliente y alojamiento seguro. A menos que sea una taberna Vertebral.
Los demonios susurran que una vez fue un hombre: el obstinado dueño de una posada en las montañas que se quemó con su familia. La gente jura que es un demonio que ha tomado la forma de un anciano. Pero en una cosa, todas las leyendas están de acuerdo: cuando oscurece, la Vértebra se detiene en un lugar remoto, se quita su terrible carga de los hombros, y se despliega ante sus ojos en una verdadera taberna.
Las viejas paredes, estirándose, crujen, las persianas se abren con un crujido, una linterna tenue se ilumina sobre la puerta, atrayendo a los viajeros solitarios. En el interior espera el dueño. Pequeño, retorcido, con dedos anormalmente largos. Sonríe con dientes amarillos raros, ofreciendo "la mejor cerveza del vecindario "y"Bed Warmer". Y si el invitado acepta quedarse, quedará atrapado para siempre en una taberna de la que no hay salida, y su alma pertenecerá a Vértebra.
Por la mañana, el anfitrión volverá a convertir su Institución en una carga compacta y continuará, en busca de nuevos invitados. En el lugar de la taberna solo quedará la tierra pisoteada y, posiblemente, una bolsa de viaje olvidada.
Dicen que a veces por la noche en el bosque se puede escuchar un ligero golpe de una taza en la madera, una risa aplastada y un gemido silencioso. Es como si alguien se sentara para su Última cena.
Compartir noticias: