La leyenda del Argón

Cuando una ventisca aúlla fuera de la ventana y una tormenta de nieve cubre sus ojos, las madres cuentan cuentos a sus hijos. Entre las personas, la más famosa de ellas es la historia de un intrépido perro de nieve llamado Argón.
Hace mucho tiempo, en el lejano país de Snowflake, de donde vienen todos los inviernos y todos los copos de nieve, sucedió un problema. El astuto Ladrón de Momentos robó el corazón del país: Un copo de nieve de Diamante que encendió el Péndulo del tiempo. Sin ella, el mundo estaba amenazado por el eterno otoño, y el Giro de la nieve no podría suceder.
La desesperada Guardiana del Invierno llamó a su fiel amigo, el perro Argón, cuyas patas no conocían la fatiga y el corazón el miedo. Le esperaba un largo y peligroso viaje. Pero el valiente perro no salvó ante las dificultades, sino que encontró compañeros leales: el sabio elfo Toru y el pequeño perro noble Arnie.
Juntos llegaron a la Aguja de Hielo, donde se encontraba el copo de nieve. El castillo del Ladrón de los Momentos estaba custodiado por los malvados encantos y sombras del pasado. Pero apoyándose unos a otros, los héroes rompieron todos los obstáculos, derrotaron al villano y devolvieron el precioso corazón del invierno a su lugar.
El péndulo del Tiempo hizo su primer movimiento en largos días. Y en el mismo segundo, el cielo se iluminó con la Aurora Boreal más brillante que el mundo había visto. Así llegó el mismo, El tan esperado giro de la nieve. Y el valiente Argón con un corazón caliente bajo la lana blanca como la nieve se convirtió en una leyenda de Snowflake.
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