Corazón del glaciar

En las leyendas de los demonios, entre las historias de las grandes batallas, vive una leyenda especial escalofriante. Cuenta la historia del punto más al Norte de la Esfera, donde reina la oscuridad eterna y el frío. Aquí es donde el demonio Idris vino en busca de un poder capaz de borrar a la humanidad.
 
Deambulando entre las rocas negras sin vida, encontró un antiguo glaciar plagado de magia pura. De su corazón, Idris expulsó a la máscara. Era más negra que la noche misma, absolutamente impenetrable, que contenía todo el dolor y el frío de este lugar olvidado por Dios. La máscara no ocultaba la cara, la lavaba, convirtiéndose en una piel nueva y no humana.
 
Pero Idris no lo sabía. Por lo tanto, en el momento en que el hielo tocó su carne, el demonio aulló del frío que lo atravesó y escuchó una voz en su mente. La máscara sedujo con el poder, el poder del frío mismo, pero exigió un pago: la eternidad en la prisión helada de su propio cuerpo. Ella era un parásito que succionaba lentamente el calor del alma, haciendo que el portador perdiera la memoria, las emociones, su esencia misma.
 
Era imposible quitarla. La máscara creció en carne y convirtió al demonio en una estatua eternamente congelada en agonía. La máscara solo tenía un propósito, una necesidad: buscar. Buscar corazones nuevos y calientes para convertirlos en hielo. Y ahora está esperando un nuevo portador.