El cuento de la corona de Hielo
La gente generalmente cree que los demonios son el mal puro. Sin embargo, entre las personas hay personajes violentos. Uno de ellos era Sark, un niño de la guerra que casi destruye a todos los demonios a la vez.
Sark nació en un pequeño pueblo en las afueras de Erikuria. Un día, un gran grupo de demonios entró en la tierra de los hombres y atacó la aldea de Sarka. El niño fue el único superviviente de la masacre.
Desde entonces, ha odiado a los demonios y anhelado destruirlos de una vez por todas. Pero el niño era físicamente débil, así que comenzó a buscar poder en los libros de magia. Pasó muchos años detrás de los antiguos folios, hasta que un día, en uno de ellos, Sark descubrió registros de un misterioso artefacto: una corona de Hielo. Permitía controlar los espíritus del hielo.
Sark se obsesionó con el artefacto y logró descubrirlo en las cuevas del Norte. Sin embargo, en ese momento casi no había magia en él. Entonces Sark usó todo su conocimiento y poder, y conectó su vida con la corona de Hielo. Como resultado, Sark se convirtió en un esqueleto viviente, pero el artefacto se volvió tan poderoso que le permitió crear un castillo de hielo en el territorio de los demonios y congelar la tierra de los demonios.
Pero como todos los villanos, Sark conoció a su héroe. Resultó ser el Herrero demonio Train, quien derrotó a Sark con su martillo y destruyó la corona de Hielo.
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