Historia Del Pionero
Pocas de las bestias pueden compararse con el muflón en resistencia y tenacidad. Este enorme Aries con cuernos retorcidos lleva con razón la gloria del pionero del páramo. No es el más fácil en un pie, inferior en velocidad a los caballos del sur, es capaz de avanzar incansablemente durante todo el día, a través de llanuras rocosas, cortavientos y crestas de montaña intransitables.
Los habitantes de los páramos domestican a los muflones y los usan como animales de montar. Muchos cazadores también los eligen como compañeros y los aprecian mucho por su resistencia. Sin embargo, domesticar a muflón Oh, qué difícil. Para empezar, es necesario cazar a un joven Aries en las crestas. Luego hay que atraparlo, y ¡ay del cazador, que pondrá una cuerda sobre los cuernos de la bestia, olvidando desatar su segundo extremo de la mano! Todo el mundo sabe que la cuerda debe estar atada a una piedra o un árbol fuerte, de lo contrario, no se pueden recolectar huesos. Y cuando muflón es capturado, hay que esperar a que se agote. Y la espera puede prolongarse durante varios días.
El muflón agotado debe ensillar y esperar hasta que se ponga de pie y trate de tirar el caballo molesto de su espalda. Si el cazador logra mantenerse en la espalda de la bestia enojada durante una carrera frenética, muflón se resignará y obedecerá a su jinete. Es en estos Aries domesticados que los tiradores saltan durante la gran caza.
Los comerciantes raros que se arriesgan a ir al Norte a veces compran poderosos Aries a los habitantes de las tierras baldías, aunque esto sucede con poca frecuencia. Sin embargo, a veces en los mercados del sur se pueden encontrar caballerizas que ofrecen héroes para comprar verdaderos pioneros de los páramos, por una moneda sonora, por supuesto.
Y aunque no hayas cazado y domesticado al infatigable muflón, él recuerda que una vez fue capturado y controlado, y te obedecerá dondequiera que lo guíes. Sin descanso, te llevará hacia adelante, a través de todos los obstáculos. Y solo agarrarás sus cuernos con más fuerza, para que en caso de que no tengas que alcanzar a la bestia obstinada a pie.
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